Odontopediatría
“¡Inventemos juntos un nuevo concepto de odontopediatría!”.
Dentro de la Odontología, la Odontopediatría se define como la especialidad que se encarga del tratamiento dental de los niños, desde su nacimiento hasta la adolescencia. Sin embargo para mí la Odontopediatría es mucho más que esa definición.
Odontopediatra no es aquel profesional odontólogo que trata niños o que se le “dan bien los niños”.
Ser dentista de niños implica mucho más, desde la adquisición
de conocimientos especializados y de psicología, al amor hacia esta especialidad.
Ser odontopediatra consiste, en primer lugar, en tener el conocimiento de aquellas patologías más frecuentes y raras que acontecen en la boca de los más pequeños y, por lo tanto, saber diagnosticarlas y tratarlas.
Además para mí ser dentista de niños significa crear un ambiente confortable y divertido para los más pequeños, y conseguir algo tan maravilloso como que cita tras cita los más pequeños de la casa tengan ganas de venir al dentista.
Los dentistas infantiles somos los encargados de la prevención de la enfermedad oral, la prevención de maloclusiones (mal engranaje de los dientes) y, sobre todo y lo más importante, la prevención del MIEDO AL DENTISTA, algo que marcará su relación futura de adultos con el tratamiento dental.
Por ello, para poder ejercer como buen odontopediatra, considero que es fundamental primero tener una buena formación en Odontopediatría, pero sobre todo tratar con humildad a los pacientes y amar tu trabajo, dedicándote en cuerpo y alma.
Aparte del trabajo clínico del día a día, los odontopediatras somos 100% educadores. Es aquí donde radica la otra dimensión que no se ve de los dentistas infantiles. Educamos a papás e hijos, a otros compañeros odontólogos, pediatras, auxiliares e higienistas, a matronas y otros especialistas que trabajan con niños.
Yo, como odontopediatra, amo mi profesión y disfruto cada día con cada uno de los niños que vienen a la consulta.