Control del miedo

Nunca ir al dentista fue tan fácil.

Es bastante frecuente que los niños acudan con miedo o ansiedad a la consulta dental. Estos miedos pueden ser porque el niño sea miedoso de por sí o bien que sean temores los haya ido adquiriendo a lo largo del tiempo, como consecuencia de los comentarios de sus padres e incluso malas experiencias propias previas.

Una de mis metas es conseguir que los niños acudan sin miedo y felices al dentista. Para ello, para minimizar esta angustia, el niño se debe ir adaptando progresivamente a la consulta dental. El trato que les daremos será siempre desde el lado más humano.

Me alegra cuando vienen los papás diciendo que los niños no paran de preguntar

“¿Cuándo vamos a ver a Laura?”.

Los odontopediatras nos formamos ampliamente en este campo y empleamos técnicas específicas para manejar la conducta del niño en el gabinete dental. Podríamos decir que un alto porcentaje de niños son tratados de forma exitosa sin necesidad de recurrir a técnicas de sedación o anestesia general, siempre tratándoles con respeto y cariño, y ofreciéndoles el tiempo que necesiten para que se sientan seguros, cómodos y vayan depositando su confianza en nosotros.

Sin embargo, existen otros niños que, a pesar de realizar consultas de motivación progresivas o emplear técnicas de manejo de la conducta, necesitan la utilización de sedación consciente e incluso de anestesia general. Son aquellos niños, por ejemplo, de corta edad y que presentan una patología severa, o aquellos pacientes con conductas disruptivas que hacen imposible que el tratamiento dental en el gabinete se realice de forma correcta. Estos métodos son seguros, pero se han de realizar de forma puntual, sin olvidar nunca que el objetivo final es que el niño, en un futuro, pierda el miedo y acuda tranquilo a la visita dental.

Entonces, ¿quién dijo miedo al dentista?